martes, 20 de diciembre de 2016

Deseos de cosas imposibles


¿Alguna vez habéis sentido deseos de cambiar cosas en vuestras vidas?
Pero no cualquier cosa, sino aquellas que deseáis en lo más profundo de vosotros mismos.
Cosas que, por más vueltas que les deis sabéis que son imposibles,
pues éstas no están de vuestra mano.
Últimamente es así como me siento. 
Hay tantas cosas que desearía que fueran diferentes... 
que me gustaría cambiar... si pudiera...
pero éstas no dependen sólo de mi, sino del azar, del destino, 
de la vida o vete a saber qué fuerza es la que ha de intervenir...
 y, a veces hasta me siento culpable por desear y sentir todo esto. 
Sé que no tengo derecho a pedirle a la vida ciertas cosas,
 pero hay momentos en los que desearía cambiar tantas cosas y momentos...
Y te preguntas:
¿Por qué a mi?
¿Por qué me ha pasado esto? 
Ojalá no hubiera conocido a esta persona o estas otras... 
Me habría gustado tanto hacer "x" si las circunstancias hubieran sido distintas... 
Te gustaría estar en otra casa u otro lugar,
ser independiente, tener otra vida,
otro cuerpo, otras características y habilidades, un buen trabajo,
solvencia económica para ir/venir y hacer todo aquello que te venga en gana
 cuando lo desees sin tener que pedir ni dar explicaciones a nadie,
poder sentirte libre...
plantar cara a ciertas personas y decir ¡BASTA!
 Buscas alejarte de todo tu entorno, amistades, familia...
cuanto más lejos mejor, pero no puedes porque algo tira de ti  y te retiene.
 Y, sobre todo, estar cerca de esa persona que te hace la vida más llevadera,
 te dibuja una sonrisa en la cara y te quita el sueño. 
¿No tenéis la sensación, a veces, de que llegáis tarde a todas partes? 
Yo sí.
Llego con retraso constante y, no me queda otra que callar,
sonreír y aguantar el tipo. 
Conformarme con esas pequeñas migajas que puedo arañar al poco tiempo
que paso a su lado y disfrutar de esos breves instantes, 
ocultando lo que mi corazón cada día más fuerte siente 
aferrándome a la poca cordura que me queda. 
Echas de menos verle. 
Una mirada, una sonrisa...
su sola presencia ya te reconforta 
y deseas con toda tu alma que esté a tu lado de cualquier forma,
 pues le necesitas; 
necesitas que esté ahí, aunque no puedas tenerle. 
Te ahogas igual pero al menos puedes verle, estar a su lado. 
Sí que es cierto que hay momentos en los que quisieras morirte, 
pues es tan fuerte el dolor que sientes que temes no poder soportarlo; 
te sientes desfallecer y, en cualquier momento, tus defensas poner al descubierto. 
Deseas desaparecer, que nadie se de cuenta de lo que estas sintiendo, 
incluso te sientes culpable de tus propios sentimientos y no te perdonarías 
si éstos llegaran a ser descubiertos porque sabes que pueden traer consecuencias 
y no deseas, por nada, generar malestar ni meterte en medio de una pareja ya consolidada
 y mucho menos perderle, no lo soportarías,
 porque sin duda, eso es lo que significaría revelar lo que tanto me está costando ocultar.
Y sigues adelante, con tu mejor sonrisa por mascara afrontando el día a día,
consumiéndote por dentro, deseando gritar, llorar o patalear.
Pero callas, callas porque es mejor para todos.
Para no dañar ni herir los sentimientos de nadie.
Mejor llorar tú a que lo hagan los demás.


3 comentarios:

  1. Este perfil totalmente adolescente es el de quienes, ya más grandes, tienen un hermoso despertar. Te lo deseo de todo corazón lunnaris. Abrazote

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    1. Mmmm... adolescencia... ¡qué recuerdos!
      Hace tiempo que dejé aquella etapa atrás. ¡Je,je! ;)

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  2. Me pasa todo eso. Y no puedo cambiarlo. Solo puedo soñar.

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